El asma así como otras enfermedades crónicas puede representar un obstáculo difícil de sortear. La fatiga, la debilidad y el cansancio para hacer actividades cotidianas como caminar o subir escaleras son signos de la pérdida de la capacidad física, con el agravante de los efectos psico-emocionales que conlleva las dificultades para moverse libremente. En general el asma tiene una asociación directa con el incremento de enfermedades crónicas2, una baja calidad de vida y la prevalencia de síntomas depresivos y de ansiedad3.
El problema principal es que elegir una vida sedentaria por el motivo que sea no hace más que conducir a desmejorar cualquier condición, agravando los síntomas del asma2 e incrementando el riesgo de obesidad, con todas las complicaciones asociadas a esta condición.
Los pacientes asmáticos debido a la reducción de actividad física autoimpuesta son propensos a tener una reducida capacidad funcional y una baja resistencia muscular comparada con otras personas sedentarias1. Y, lo cierto es que con una condición física reducida cualquier actividad puede convertirse en una limitante y en un factor de riesgo para una crisis asmática.
La capacidad funcional hace referencia al nivel de actividad física que una persona es capaz de realizar. A través de pruebas como el “Shuttle test” o “la caminata de carga progresiva” se puede determinar (en parte) el estado de la salud física. Esta prueba al inicio de un programa de acondicionamiento puede funcionar perfectamente como un marco de referencia para medir el progreso. El estudio de Ramos et al (2015) demuestra diferencias importantes en la capacidad funcional medida con el “Shuttle test” y la resistencia muscular a la fatiga en las piernas entre los pacientes asmáticos con respecto a sus pares no asmáticos1, dos elementos fundamentales dentro del marco del rendimiento físico, la salud y la calidad de vida.
Una baja capacidad funcional asociada a una pobre resistencia muscular son factores que contribuyen al abandono de la actividad física1, lo que conlleva a complicaciones relacionadas con la condición asmática y el sobrepeso, por otra parte el uso continuo de glucocorticoides sistémicos utilizados durante las crisis asmáticas, podría conducir a la atrofia, debilidad y pérdida de masa muscular, condición conocida como miopatía esteroidea1.
Los medicamentos y la atención médica oportuna son de extremo valor para el control de esta enfermedad. Y las acciones preventivas como el reconocimiento de factores desencadenantes así como el mejoramiento de la salud física general, son fundamentales para aminorar el progreso de la enfermedad y disminuir la dependencia farmacológica1,3. Por eso el llamado es a moverse más independientemente del contexto, porque el ejercicio (en especial de baja a moderada intensidad) es un elemento fundamental, seguro y con grandes beneficios para el control del asma y otras enfermedades crónicas.
Si padeces asmá, ¿Cuánto tiempo estás dispuesto a dedicar semanalmente a realizar actividad física?
Referencias
1- Ramos, E., De Oliveira, L. V. F., Silva, A. B., Costa, I. P., Corrêa, J. C. F., Costa, D., Alves, V. L., Donner, C. F., Stirbulov, R., Arena, R., & Sampaio, L. M. (2015). Peripheral muscle strength and functional capacity in patients with moderate to severe asthma. Multidisciplinary Respiratory Medicine, 10(1). https://doi.org/10.1186/2049-6958-10-3
2- Hansen, N. B., Henriksen, M., Dall, C. H., Vest, S., Larsen, L., Ulrik, C. S., & Backer, V. (2022). Physical activity, physical capacity and sedentary behavior among asthma patients. European Clinical Respiratory Journal, 9(1). https://doi.org/10.1080/20018525.2022.2101599
3- Mendes, F. A. R., Gonçalves, R. C., Nunes, M. P. T., Saraiva-Romanholo, B. M., Cukier, A., Stelmach, R., Jacob-Filho, W., Martins, M. A., & Carvalho, C. R. F. (2010). Effects of Aerobic Training on Psychosocial Morbidity and Symptoms in Patients With Asthma. CHEST Journal, 138(2), 331-337. https://doi.org/10.1378/chest.09-2389