Estarás de acuerdo conmigo en que cuando tenemos invitados en casa siempre buscamos ser espléndidos con ellos, queremos que tengan una buena impresión, que no les falte nada y que se sientan confortables, eso está muy bien, pero.. ¿te tratas a ti mismo con igual dedicación?
Ten presente que independientemente de tu estado de salud actual, este mensaje busca generar claridad sobre un valioso punto de partida para mejorar y revelar nuestra verdadera esencia.
Cómo lo comentamos anteriormente en el artículo “La vida deja sus huellas” somos el resultado de los años que hemos estado con vida, las decisiones que hemos ido tomando y cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Por esa y otras razones hay que darle el mérito a nuestro cuerpo, porque sin importar el descuido de días, años o décadas permanece resiliente, enfrentando nuestras exigencias y caprichos día tras día, buscando el equilibrio en un ritmo de vida desequilibrado.
El Doctor Mario Puig es muy acertado al decir que vivimos desconectados en tres niveles, desconectados del mundo, de las personas que nos rodean y de nosotros mismos. Y coincido en que la pérdida de conexión nos conduce a ambientes desfavorables que terminan generando graves inconvenientes en nuestra salud.
El ángulo en el que ves las cosas puede hacer grandes diferencias y puede ser clave para mejorar. Muchas personas se sienten incómodas e insatisfechas consigo mismas y a menudo buscan desde el odio borrar años de descuido en poco tiempo a cualquier costo. El problema es: que actuar desde el odio no significa otra cosa que continuar lastimando tu propio cuerpo. Dando pasos inseguros sobre un camino poco satisfactorio y de difícil adherencia.
Por otra parte, los cambios reales y sostenibles en nuestra vida, son aquellos que se hacen desde el amor, entendiendo que nos tenemos únicamente a nosotros mismos y que por esa razón debemos, con un profundo amor, construir una salud que le permita al cuerpo expresarse en su verdadera naturaleza, ni más ni menos.
Escuchar a tu cuerpo no siempre es fácil, pero quizás lleva tiempo enviando señales, haz una pausa y pregúntate: ¿Cómo me siento hoy? Me he levantado con fatiga, me siento irritable constantemente, me falta concentración y memoria, he ganado peso, o por el contrario, me siento lleno de energía, tengo el estómago desinflamado, tengo claridad mental y fuerza física. Dedicar unos minutos de introspección diaria te llevará por el camino del autodescubrimiento para entender mejor que favorece tu bienestar. Recuerda que cambias todos los días.
Esta reflexión nace de una mezcla de experiencias personales y profesionales que nos ha llevado a una comprensión cercana de la lucha de las personas en su afán de verse mejor y sentirse mejor. Y cualquier acción empleada para lograr este fin no puede ser un ataque, porque únicamente nos tenemos a nosotros mismos.
Hoy es el mejor momento para empezar a cuidarte desde el amor. ¿Qué pequeño cambio harás hoy por ti mismo?