Las personas asmáticas pueden presentar una serie de dificultades que limitan su calidad de vida. La presencia de síntomas o el temor a exacerbar su condición puede restringir su participación en una gran cantidad de actividades, tales como el ejercicio. Esto los mantiene al margen de la posibilidad de alcanzar todos los beneficios cardiopulmonares, musculares, endocrinos, funcionales y socioemocionales3, volviéndolos a su vez dependientes de la propuesta farmacológica.
La capacidad funcional desarrollada a través de la actividad física regular tiene una estrecha relación con una vida larga y sana. Al mejorar, mantener o retardar el declive de todos los componentes de la salud, disminuyendo la morbilidad y mortalidad por diferentes enfermedades crónicas1
El ejercicio aeróbico regular entre muchos de sus beneficios se relaciona directamente con una mejor eficiencia cardiorrespiratoria, debido, en parte, al fortaleciendo de la musculatura respiratoria utilizada en los ejercicios aeróbicos y de fuerza1. Su prescripción desde un punto de vista terapéutico funciona como un método de entrenamiento, no solo para mejorar los componentes físicos, sino también para educar e inducir la mejora de hábitos3, como la adherencia al ejercicio, la alimentación saludable y la reducción de factores que desencadenan problemas para la salud (como el fumado, el consumo excesivo de alcohol y alimentos ultra procesados).
Como en cualquier proceso se debe comenzar en algún sitio, y entender lo que se debe hacer es fundamental. Por eso en términos simples, debemos ver al ejercicio aeróbico como cualquier actividad física que incrementa el ritmo cardiaco y respiratorio, con el fin de suplir las necesidades energéticas del cuerpo3.
Como puntos clave para evitar retrocesos se debe tener presente:
1- Reconocimiento de factores controlables y no controlables.
2- Evitar los elementos no controlables y manejar los que se pueden controlar.
3- Consistencia, los beneficios más notables se consiguen con la regularidad.
4- Mentalidad a largo plazo para evitar los excesos, incluso en el ejercicio, más no es necesariamente mejor.
5- Individualidad, 20 minutos 3 veces por semana durante 1 mes ha demostrado efectos positivos en la salud cardiorespiratoria3. Pero, quizás usted necesite 10 ó 30 minutos, 3 ó 5 veces por semana.
6- Valore la relación riesgo beneficio. Evite buscar cual es su límite, (sobre todo al inicio del proceso) porque le puede traer consecuencias negativas para la salud, después de la rutina de ejercicio usted debe sentirse BIEN.
7- Por eso es recomendable sobre todo al inicio comenzar en un punto seguro, por ejemplo, cuando está ejercitándose, asegúrese de poder hablar fluido mientras entrena, eso es un buen indicador de una baja a moderada intensidad.
8- Evaluaciones y seguimiento médico, no abandone el tratamiento médico hasta que el doctor lo indique y evalúe periódicamente su progreso.
La literatura científica confirma los beneficios del ejercicio aeróbico regular para la mejora cardiorespiratoria y la calidad de vida de las personas asmáticas1,2,3, siendo aún mejor acompañar esta práctica con otros ajustes en el estilo de vida. Esto generará un cambio más profundo en la calidad de vida autopercibida, debido a la disminución de los síntomas del asma y la mejora progresiva de los componentes físicos, mentales y emocionales.
Referencias
1- Angane, E., & Navare, A. (2016). Effects of aerobic exercise on pulmonary function tests in healthy adults. International Journal Of Research In Medical Sciences, 2059-2063. https://doi.org/10.18203/2320-6012.ijrms20161760
2- Schu¨Nemann, H. J., Dorn, J., Grant, B. J., Winkelstein, W., & Trevisan, M. (2000). Pulmonary Function Is a Long-term Predictor of Mortality in the General Population. Chest, 118(3), 656-664. https://doi.org/10.1378/chest.118.3.656
3- Wu, X., Gao, S., & Lian, Y. (2020). Effects of continuous aerobic exercise on lung function and quality of life with asthma: a systematic review and meta-analysis. Journal Of Thoracic Disease, 12(9), 4781-4795. https://doi.org/10.21037/jtd-19-2813