No hay espacio para la discusión de que la vida sedentaria está estrechamente relacionada con una gran cantidad de problemas para la salud, la discapacidad y la muerte prematura. El entorno moderno nos aleja más y más de la salud verdadera, llevándonos por el camino del padecimiento crónico y el deterioro progresivo de la calidad de vida. El sobrepeso y la obesidad como subproducto de la vida moderna son un factor desencadenante de alteraciones en la salud respiratoria y por sí mismos de acuerdo con la Academia Europea sobre Alergias e Inmunología Clínica, incrementan el doble las posibilidades de un ataque de asma1.
La atención médica y los fármacos para el control y rescate en el asma son esenciales, pero vale la pena explorar otros mecanismos que permitan mejorar el control, disminuir la incidencia, aumentar la resistencia del paciente y su condición física, con el fin de aumentar la calidad de vida autopercibida.
El ejercicio y la actividad física, como bien se conoce, tienen una gran cantidad de beneficios. Producen un efecto positivo en el bienestar general de las personas de todas las condiciones tanto si se utiliza dentro de un proceso de rehabilitación, como herramienta preventiva de enfermedades crónicas o solo como parte de un estilo de vida saludable2. Sin embargo, como con cualquier medicina la dosis correcta requiere lo suficiente para que haga un efecto positivo y no demasiado como para que represente un riesgo para la salud. El tipo de ejercicio y/o el exceso en cantidad e intensidad puede mezclarse con factores ambientales y genéticos propios del sujeto para incrementar el riesgo de enfermar o exacerbar cualquier condición2.
En general, las personas que hacen ejercicio de forma regular y de moderada intensidad serán menos propensas a desarrollar enfermedades crónicas, alejando el riesgo de padecer los problemas de salud asociados con el sedentarismo, incluyendo, en el caso de las personas asmáticas la mejoría de esta condición2.

La figura 1 de Moreira y Delgado, tomado de Del Giacco et al (2015) representa la relación nivel de actividad física vs riesgo de una crisis asmática. En donde el ejercicio de alta intensidad a pesar de tener amplios beneficios para la salud podría más bien representar un incremento del riesgo. Siendo las actividades de leve a moderada intensidad las que mantendrían no solo un mejor control sino también la disminución sobre las probabilidades de tener una crisis.
Los beneficios del entrenamiento intenso se han estudiado ampliamente, sin embargo, se conoce también que la actividad física moderada representa no sólo la amplia gama de beneficios del ejercicio, sino también una disminución en el riesgo de padecer una crisis asmática.
Por eso una recomendación sensata sobre la prescripción para diferentes padecimientos crónicos incluido el asma, tiene que ver con lograr beneficios duraderos en vez de buscar mejoras en tiempo reducido3. Lo que convierte los efectos psicológicos y la adherencia a la actividad en componentes incluso más determinantes que la intensidad y la frecuencia de entrenamiento3.
La dosis correcta para la prescripción del ejercicio en un padecimiento crónico requiere mantener el nivel de riesgo controlado mientras se buscan los mayores beneficios posibles no solo desde el punto de vista de la condición física, sino también desde una visión más integral del paciente, que permita una integración óptima con el tratamiento farmacológico.
Referencias
1- Moreira, A., Bonini, M., Garcia‐Larsen, V., Bonini, S., Del Giacco, S. R., Agache, I., Fonseca, J., Papadopoulos, N. G., Carlsen, K., Delgado, L., & Haahtela, T. (2013). Weight loss interventions in asthma: EAACI Evidence‐Based Clinical Practice Guideline (Part I). Allergy, 68(4), 425-439. https://doi.org/10.1111/all.12106
2- Silva, D., & Moreira, A. (2015). The role of sports and exercise in allergic disease: drawbacks and benefits. Expert Review Of Clinical Immunology, 11(9), 993-1003. https://doi.org/10.1586/1744666x.2015.1058158
3- Meyer, A., Günther, S., Volmer, T., Taube, K., & Baumann, H. J. (2015). A 12-month, moderate-intensity exercise training program improves fitness and quality of life in adults with asthma: a controlled trial. BMC Pulmonary Medicine, 15(1). https://doi.org/10.1186/s12890-015-0053-8